Los bloggers somos seres procrastinadores por naturaleza. Procrastinar se ha vuelto tan adictivo que algunos siguen retrasando lo extremadamente prioritario: crear un blog.
Pocas verdades hay más indudables que la anterior. Nos encanta dejar las tareas para el último momento, obviando que en muchas ocasiones la constancia es la mejor amiga del éxito.
Fuera de bromas, lo cierto es que ser blogger, tanto a tiempo parcial como a tiempo completo, es una labor realmente difícil de gestionar. Muchas veces se habla entre compañeros acerca de la soledad del blogger a la hora de entablar colaboraciones estratégicas, pero éste no es el único problema de trabajar sólo y desde casa.
Eres el máximo responsable de tu productividad personal. O, en otras palabras, la única persona con autoridad para imponerse objetivos y fechas límites dentro de tu propio blog. Y, para mí, este factor junto con el de poner precio a todo lo que hace son dos de los mayores temores de todo blogger.
Como muchos sabéis la productividad es algo que me encanta. Y como buen procrastinador que está comenzando a solventar esté problema, hoy quiero contarte algunos de los trucos y consejos que me han servido para concretarme y ser más productivo a la hora de escribir.
Procrastinación: una batalla no tan perdida como creemos
Ser productivos es algo que todos perseguimos. Eso es algo indudable.
Saber que has aprovechado tu tiempo es uno de los pequeños detalles que más motiva a muchas personas, tanto a la hora de estudiar, trabajar o incluso irse de fiesta.
Y lo que también todo el mundo aceptamos como válido es que el tiempo es finito y, como tal, tenemos la sensación de que al no ser productivos estamos perdiendo gran parte de nuestro día a día. Sin embargo, existe un pequeño conflicto entre lo que pensamos y lo que llevamos a cabo.
Con esto me estoy refiriendo a que siempre intentamos que la productividad entre en nuestra vidas. Pero lejos de la realidad, para la gran mayoría de personas todos nuestro buenos propósitos se quedan en palabras.
No digo que al final no acabemos realizando todo lo que teníamos pendiente, pero tenemos una tendencia muy improductiva a hacerlo en el último momento o a destiempo.
Esto es exactamente de lo que trata el concepto de procrastinación, una palabra que si os interesa el mundo de la productividad habréis escuchado en más de una ocasión.
Y es que, aunque queramos evitar dejar todo para el último momento, tendemos a procrastinar en todas las facetas de nuestra vida:
– En el ámbito productivo o laboral, y más si trabajas por tu propia cuenta y bajo tus propios plazos, seguro que en más de previa a entregarlo a tu cliente o a tu jefe.
– En la toma de decisiones dudamos en más de una ocasión sobre cuál será la opción más correcta por miedo a no sentirnos preparados. Y eso es algo que, a la larga, nos ocasiona más que un retardo a la hora de decidirnos a hacer algo. En este sentido, el miedo al fallo o al que dirán suele ser uno de los mayores muros a las que nos enfrentamientos si tenemos que tomar una decisión difícil (de este tipo de procrastinación debida al miedo al fracaso os hablaré en otro post).
Procrastinar, como has podido adivinar, es algo que ha pasado a convertirse en totalmente natural en la sociedad en la que nos encontramos. Nadie se va a morir por dejar algo para el último momento, y lo cierto es que a todos nos sucede prácticamente a diario.
Pero por, otro lado, y centrándome más en lo que os quiero contar hoy, he podido apreciar como en aquellas ocasiones en las que dejaba las tareas del blog para el último momento la calidad de los contenidos solía tender a disminuir. Es más, me atrevería a afirmar que si lees este blog con frecuencia en más de una vez lo habrás notado. Soy defensor de que la constancia es la base del éxito y que, por muy difícil que sea adquirirla, no nos podemos ni imaginar lo fácil que es perderla.
Procrastinar se ha convertido en algo natural es nuestro día a día
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Por ello, quiero darte una serie de consejos que estoy aplicando en mi día a día para tratar de evitar procrastinar en la medida de lo posible. Algunos de ellos los llevo aplicando desde hace algún tiempo. Otros, en cambio, son mucho más estrictos y he comenzando a aplicarlos en 2015. Y la verdad es que no puedo quejarme porque, desde que los introduje, estoy volviendo a ser constante. Estoy volviendo a adquirir un ritmo de publicación que desde hace meses perdí por completo y que me impedía escribir posts tan extensos como los de días atrás.
He sido un procrastinador como ninguno, de aquellos que han conseguido perfeccionar el noble arte de hacerlas las cosas rápidas y en el último momento. Es por eso que me he dado cuenta de que, con unos hábitos, la batalla no está tan perdida como creíamos.
Cómo un blogger procrastinador trabaja en su día a día
Te acabo de introducir en el mundo de la procrastinación. Sin embargo, solamente te he mostrado la parte negativa de dejar tus tareas para el último momento.
No obstante, soy defensor de que al igual que este concepto puede tener una connotación negativa en nuestro día a día, también existen momentos en los que procrastinar puede ser una buena compañera de viaje para un blogger.
Por ello, quiero mostrarte cómo la procrastinación trabaja y cómo algunos bloggers la aprovechan en su día a día.
Pónte en el caso una persona a la que le encanta trabajar bajo presión. En este sentido, gran parte de los profesionales del mundo de la productividad recomiendan hacer las labores con margen,y una forma de pasar a la acción es fijarse un tiempo en el horario para llevarla a cabo. Sin embargo, la idea de que todavía queda una semana para terminar tu tarea siempre tendrá una energía más fuerte que esta técnica de productividad que te acabo de hablar.
Esta persona de la que hablo además es consciente del tiempo que necesita para realizar cada objetivo que se haya propuesto. Por tanto, dejar esta tarea para el último momento es una forma de concentrarse al máximo durante el tiempo que esté llevándola a cabo. Es una forma de trabajar un poco al límite, pero tengo que reconocer que cuando se trata de tareas pequeñas a mí me ha funcionado bastante bien.
Y es que, con tareas pequeñas o de poca importancia, ir a contrarreloj suele ser la mayor fuente de motivación, a la vez que uno de los pocos casos en los que retrasar nuestra lista de pendientes puede llegar a ser positivo. Digamos que es un buen ejemplo de aprovechar nuestro gen procrastinador (seguro que muchos de nosotros nacemos con él).
Si eres capaz de trabajar bajo presión, la procrastinación puede ser tu aliada en determinadas…
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Por otro lado, existen todos aquellos proyectos de gran volumen a los que en muchas ocasiones tendemos a hacer frente. Y con ello me estoy refiriendo a labores tan cotidianas en todo blogger como preparar un eBook gratuito para captar suscriptores o elaborar una estrategia de contenidos para tu sitio. Es algo prioritario para mejorar, pero no obligatorio.
En este tipo de acciones siempre tendemos a un comportamiento similar: retrasamos la tarea lo máximo posible y, una vez que la hemos implementando, nos arrepentimos por los buenos resultados que ha dado y que ya podríamos estar aprovechando desde hace meses.
Esto segundo caso es un ejemplo de cómo la procrastinación puede contigo y, si la primera persona podría trabajar con ella para incrementar su productividad, en este segundo caso debes luchar contra ella y eliminarla de tu día a día.
Como ves, en este mundo existe una parte positiva y negativa. Lo primero que te recomiendo es que te evalúes a ti mismo y que respondas a una pregunta tan simple como saber de qué forma o con qué precisión realizas tareas bajo y presión y con qué frecuencia las sueles llevar a cabo. Es decir: cuán productivo eres en aquello que dejas para el último momento.
En el equilibro está la tan ansiada productividad
Soy un hombre de equilibrios. Al igual que decía Aristóteles, en el equilibrio se encuentra la virtud. Y en el mundo de la productividad creo que no existe mejor definición.
La productividad es un equilibrio entre responsabilidad y eficacia
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Antes he comentado las dos opciones más comunes a la hora de retrasar tareas. Si te has fijado, ambas tienen puntos muy negativos.
Si eres de trabajar bajo presión, en algún momento te pillará el toro.
Si lo tuyo son los proyectos y no los objetivos concretos, muy difícilmente te pondrás manos a la hora en alguna ocasión.
En este sentido, no es recomendable adoptar una posición ni otra. Desde hace unos meses estoy tratando de pensar a lo grande para actuar en pequeños pasos. Me explico.
Imagínate que tienes que crear un post. De por si esto es una pequeña tarea que tienes que llevar a cabo pero, aún así, hago todo lo posible por dividirla en un número razonable de tareas. Razonable en el sentido de no seguir pensando en abordar un problema a lo grande, pero tampoco subdividir el problema hasta tal punto de que una tarea sea escribir una frase.
De esta forma, lo que estás haciendo es crear una rutina de trabajo equilibrada que te permita seguir un esquema cada vez que tengas que sentarte a escribir. Es una forma muy orientada a todas aquellas personas que tienen a centralizar su trabajo alrededor de su lista de tareas, pero totalmente funcional si te entiendes con este método de planificación.
La justificación a lo que te acabo de contar es muy sencilla: escribir un post de 2.000 palabras es algo que abruma nada más verlo en nuestra lista de tareas. Sin embargo, pequeñas acciones como recopilar ideas para un post, diseñar una imagen de portada o compartir en redes sociales la publicación son mucho más llevaderas y prácticamente imposible de olvidar.
Ejercicio: haz una recopilación de todas las tareas que llevas a cabo cada vez que te sientas a escribir. Desde obtener ideas o buscar la información necesaria, hasta todos los pasos y canales para promocionar tu post. Desde estructurar el artículo hasta revisarlo y centrarse en el SEO del mismo. Recopila absolutamente todo lo que hagas. Después, haz una lista con todos esos pasos y tenla siempre cerca cada vez que tengas que escribir. De esta forma estarás creando un hábito y seguimiento de tu progresión para todos y cada uno de tus posts.
Herramientas: puedes recurrir desde algo tan simple como una hoja de papel hasta herramientas online orientadas a la productividad. En mi caso utilizo tanto Evernote como Wunderlist y me funcionan a las mil maravillas.
Trata de ser concreto cada vez que diseñes una rutina de subtareas. De la misma forma, cada vez que tengas que hacer frente a un proyecto trata de dividirlo en tareas y, dentro de las mismas, divídelas en los pasos que creas convenientes.
Cómo eliminar barreras que retrasan nuestras tareas
Las barreras son el mayor retraso que nos encontramos en nuestro día a día. Algunas de ellas provienen de terceros, pero también somos nosotros mismos los que nos ponemos barreras o medios que tienen a frenar nuestro flujo de trabajo. Entre estas barreras algunas son tan conocidas como abrir las redes sociales en todo momento o vivir pegado a WhatsApp viendo las fotos de la último fiesta que te amigo te acaba de enviar.
E incluso puedes ponerte a hacer cosas tan absurdas como clasificar tus más de 100 listas de reproducción de Spotify, ordenar de forma obsesiva todos los objetos de tu habitación o planchar toda la ropa que tienes en tu armario. No me juzguéis, ya os he advertido antes que era un perfecto procrastinador.
Es cierto que planchar las camisas que ya dejaste perfectamente planchadas hace unos días es una tarea prioritaria en nuestras vidas y que no podemos dejar pasar, pero las barreras tecnológicas si que suponen una gran pérdida de tiempo en nuestro día a día.
Nadie se resite a la tentación de hacer algo absurdo en lugar de algo importante
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Lo mismo que nos permite tener un blog nos puede hacer vivir bajo presión en nuestro trabajo sin el autocontrol suficiente.
Veréis. Siempre he sido un poco adicto a WhatsApp. Y no era consciente de la cantidad de tiempo que perdía hasta hace un par de semanas. Desde que empezó al año he tratado de solamente mirarlo por la noche durante un momento para contestar a los mensajes que tenga. La diferencia se nota, y mucho. Con las redes sociales me ha sucedido algo muy parecido, e incluso también con el correo electrónico.
La conclusión a la que he llegado, además de que te permite ahorrar un par de horas al día para estar con tu familia y amigos, es que la fuerza de voluntad para eliminar algo a lo que somos adictos (en este caso una barrera en nuestro día a día) es la concienciación.
En mi caso, algo tan simple como preguntarme cada vez que iba a coger el móvil si era urgente lo que estaba haciendo me ayudaba a devolverlo al bolsillo. Una vez que llevas un par de días sin conexión a Internet en tu móvil, te das cuenta de que puedes perfectamente vivir sin él. Lo único que necesito es una lista de tareas como Wunderlist y Spotify.
Al igual que te hablo del móvil, esto es aplicable a cualquier barrera tecnológica que te distraiga mientras escribes. Simplemente piensa si es realmente urgente mirarlo en este momento.
El concepto de urgente
Creo que existen una justificación bastante simple al problema de mantenernos constantemente comunicados. Y este problema es que nos cuesta distinguir entre aquello que es urgente de lo que no.
– Pensamos que urgente es contestar un comentario a nuestra última publicación en Facebook
– Pensamos que urgente es atender a un cliente que nos manda un WhatsApp un viernes a las 22:00
– Pensamos que es urgente contestar a la llamada de un amigo cuando estamos concentrados escribiendo
Todas estas situaciones nos frenan en nuestro día a día y si las contabilizáramos nos daríamos cuenta de que podemos perder perfectamente más de una hora o dos al día.
Piénsalo de este modo: dos horas antes podrías acabar de trabajar y, por tanto, todo este tiempo disponible lo podríamos invertir en lo que quisieras. Como si lo quieres invertir en todo lo que acabo de comentar. Lo importante, una vez más, reside en ser capaces de detectar cuando una acción es urgente y cuando puedes esperar a que acabemos con lo que estamos haciendo.
¿Y si todo esto no me funciona?
Tranquilo, que en este caso, todavía existen soluciones. Si después de eliminar todas las barreras y concienciarte de lo que es urgente y lo que no aún sigues retrasando tareas, puedes recurrir a las siguientes herramientas:
– Trabajar en público: ya sea delante de tus familiares, en una biblioteca o en un coworking, tener gente alrededor nos genera una sensación de responsabilidad que bajo ningún concepto queremos perder. Personalmente estudio en la universidad porque en todo momento tengo amigos al lado que suponen una fuente de motivación a la hora de concentrarme.
– Controlar tu tiempo: existen herramientas como RescueTime que recopilan el tiempo que pasas utilizando cada software y que tienes abierta una página web en el navegador, de tal forma que al final del día o de la semana te muestra un resumen de todas estas actividad clasificadas bajo su nivel de productividad. De esta forma, puedes saber qué porcentaje de tu tiempo destinas a cada acción.
– La opción extrema: si después de todo aún sigues con la intención de procrastinar, te dejo dos opciones que te ayudarán a centrarte si o si. Por un lado puedes recurrir a herramientas que bloquean las páginas web que le indiques. Y, además, también puedes recurrir a editores de texto minimalistas o aplicaciones que bloquean todo tu ordenador salvo un editor de texto. No he probado ninguna de ellas porque por el momento no me ha hecho falta, pero hay personas que hablan muy bien de ellas.
Priorizar en base a tus objetivos y metas
Al principio de este post te he comentado que existen distintas formas de procrastinar. Una de ellas, concretamente de la que llevamos hablando todo el artículo, tiene en muchas ocasiones un motivo similar: no sabemos definir qué hacer en cada momento.
Seguramente que en más de una ocasión has visto tu lista de tareas y te has pasado más de 5 minutos tratando de pensar qué es lo que querías hacer ya que no tenías ganas de hacer la gran mayoría de tareas o no encontrabas ningún prioritaria.
Este concepto de priorización es una buena solución contra la procrastinación si sabemos emplearlo de forma adecuada.
En muchas ocasiones la lista de tareas puede ser totalmente improductiva, y no es debido a que no sea una herramienta eficaz, sino que no sabemos utilizarla de la forma correcta. Comenzamos a llenar la lista de tareas y en algún momento de este proceso perdemos totalmente la cuenta de qué es importante llevar a cabo.
En todas estas situaciones, fijar unas 4-5 tareas prioritarias e inamovibles el día anterior es la mejor acción que suelo llevar a cabo. De esta forma te obligas a concentrarte en ellas y dejas de lado todos esos pequeños objetivos que solamente te hacen retrasar lo realmente importante.
Si después de todo aún sigues con las ganas de no centrarte en lo prioritario puedes optar por recurrir a una lista de anti-tareas, de tal forma que te ayuda a centrarte solamente en lo que debes hacer durante ese día.
Cómo diseñar unos hábitos que te ayuden a conseguir tus objetivos
Los hábitos marcan la diferencia. Imponerse unos hábitos es sinónimo de ser constantes en lo que haces y, como te he comentado, en la constancia está la base del éxito.
Un hábito, por norma general, suele tardar 21 días en asentarse y a partir de ahí ya es realmente complicado que lo perdamos.
Sin embargo, muchas veces tendemos a equivocarnos a la hora de definir nuestros hábitos o rutinas y eso es algo que normalmente genera un conflicto con nuestro estilo de vida que hace que lo dejemos de lado.
Por ello, si te has decidido a fijar unos hábitos, esto es lo que deberías tener en cuenta:
– Elabora unos hábitos compatibles con tu estilo de vida: siempre me ha encantado el deporte y hace unos cuatro meses me propuse entrenar unos 5 días a la semana. Comencé la primera semana con este hábito y, después del esfuerzo de los primeros días, no tarde mucho en dejarlo de lado. Entrenar tres vecs por semana era algo totalmente compatible, pero incrementar las horas de deporte por semana era sinónimo de recortar en otras rutinas prioritarias.
Con todo esto te estoy diciendo que no trates de incluir un hábito por el simple hecho de que te apetece. Evalúa primero cuáles son tus posibilidades y, a partir de ahí, crea una rutina que sea compatible con tu rimo de vida.
– Haz pequeños cambios en tu día a día: uno de los principales motivos por los que nunca cumplimos nuestros objetivos de año nuevo es porque tendemos a introducir demasiadas novedades en nuestra vida. Ir al gimnasio, dejar de fumar y aprender inglés son tres hábitos realmente duros de adoptar y que, de adoptarlos a la vez, hacen que sea prácticamente imposible si tenemos un ritmo de vida alto.
Siempre que te enfrentes a esta situación comienza con una rutina. Si después de adquirirla puedes llevarla a cabo sin problemas, entonces podrás incluir otra más. Pero siempre introduce hábitos de uno en uno.
– Convierte hábitos en retos estableciendo un sistema de medición: no es nada nuevo si te digo que los retos nos encantan a todos, y en la gran mayoría de ocasiones están detrás de conseguir nuestros objetivos por difíciles que sean.
Por ello, una buena forma de competir contra ti mismo por conseguir tus hábitos es establecer una serie de indicadores que te permitan medir tu eficacia a la hora de asentar el hábito. De esta forma conseguirás transformarlo en un reto que te ayude a ser mucho más productivo.
Nota: recuerda que si quieres dejar de procrastinar, no solamente es necesario fijarse unos hábitos que te ayuden a ser más productivo en el trabajo. También es necesario que establezcas una rutina para despejar tu mente. Es decir, unos hábitos de desconexión o descanso.
¿Estás dispuesto a dejar de procrastinar?
Con este artículo te he introducido al concepto de procrastinación y te he mostrado una pequeña hoja de ruta para evitar caer en la tentación de dejar las tareas para el último momento.
Si estás dispuesto a implementar alguna de estas acciones te propongo un pequeño reto. Envíame un mail a través del formulario de contacto con unos objetivos que realmente te motiven durante los próximos meses. Puede ser un reto deportivo, un proyecto personal o algo por el estilo.
Yo mismo me encargaré durante los próximos meses de enviarte recordatorios para que vayas progresando con tus objetivo y retos. ¿Te animas?
PD: Aunque este post está enfocado exclusivamente a bloggers, los consejos que aparecen también son aplicables a cualquier otra persona que trabaje a través de Internet. E incluso algunos son extrapolables a muchos otros trabajos y momentos en tu día a día.
Photo Credit | Flickr
El problema que acaba con la productividad de todo blogger y cómo puedes enfrentarlo ha sido publicado originalmente en Alejandro Caballero. Puedes seguirme también en Twitter, Facebook y Google+.